lunes, 23 de junio de 2008

Historia por voto 7

Zzassross corrió hacia la habitación dónde se encontraba ella, y al entrar la vió furiosa, llorando, tratando de zafarse de las ataduras y gritando – ¡Suéltame maldito malnacido o ya verás de lo que soy...!- aquí Qassis se detuvo al ver a Zzassross entrar. Zzassross se acercó a ella lentamente y le dijo – ¿Te.. te encuentras bien?-. Instantáneamente Qassis se calmó, -vamos desátame por favor, te prometo no hacerte nada- le dijo entre sollozos.

-Primero dime dónde estoy y cómo llego a Aesieff.- Le dijo él cruzándose de brazos, está vez con más confianza. Aun sollozando ella respondió -estamos en una cabaña al este del camino a Aesieff, a unos cuantos kilómetros, si vas al oeste retomas el camino.- Zzassross pensó en la situación, sabiendo que toda tierra fuera del camino era muy peligrosa. Luego en tono molesto y gritando, ella le ordenó -¡Ahora ven y desátame!...- luego de una pausa, volviendo a su tono suave, casi rogando agregó-... quiero decir, desátame por favor-. Zzassross sabía que no debía confiar en ella pero algo en su corazón le decía que lo hiciera.

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